En el caso de Rafael Hernández ya comentado, fue un compositor que no sólo el alma fue su fuente de inspiración, sus múltiples composiciones siguen vigentes siendo incontable el número de interpretaciones a través de los años. Sin duda Hernández es el más importante artesano de la canción de Puerto Rico, traspasó las fronteras de su pequeña isla hasta alcanzar con su música trascendencia universal. Lo consideran el más grande jibarito. Muchos pensaron que era cubano. En alguna oportunidad expresaba Celia Caridad Cruz Alfonso al referirse a este genio de la canción latinoamericana: “Yo siempre creí que Rafael Hernández era cubano, pues su música se escuchaba por todas partes”. En el año 1919 Hernández Marín llegó a La Habana contratado por una empresa transnacional para dirigir los espectáculos musicales y la orquesta del Teatro Fausto ubicado en las calles Prado y Colón, Centro Habana. En Cuba se mantuvo hasta el año 1925, en este periodo también trabajó en las primeras audiciones de la Radio Cubana. Pero el maestro y brillante compositor no detuvo su imaginación de creador ni el de la dirección de orquesta, y en México mantuvo un largo período, creando y dirigiendo orquestas y agrupaciones en magnificas locaciones de primera línea. En Cuba, según el periodista Lino Betancur, Rafael permaneció por espacio de cinco años, viajando luego por las Antillas y recae en Nueva York donde forma su afamado Trío Borinquen, integrado por don Manuel “El Canario” Jiménez, como voz prima, don Salvador Ithier haciendo la segunda voz (Tío de Rafael Ithier) y don Rafael primera Guitarra y director.
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