La canción popular mexicana sigue la forma de la canción europea, que se ha propagado por América y ha llegado hasta el Japón. Está basada en el ritmo, la melodía y la armonía. La melodía está construida en sentencias de ocho compases, con ideas distintas en cada sentencia, pudiendo repetirse una o dos de estas secuencias de ocho compases, cuidando no incurrir en la monotonía al hacer esto. La repetición es conveniente, pues ayuda a fijar una impresión en la mente. Para buscar la buena cuadratura de una canción, ésta debe someterse a las frases de ocho compases y tener en total 32 compases. Hay canciones con estribillos y esto aumenta el número de compases en ocho o dieciséis más, pudiendo tener una variación en la tonalidad de la canción o permanecer en el mismo tono original. La canción debe tener una introducción con los compases que el autor crea necesarios. Una canción escrita en esta forma se puede dividir en dos partes iguales, y pertenece a la llamada forma binaria. Una sentencia de ocho compases involucra generalmente dos frases o combinaciones distintas, que sirven para embellecer el sentido de la sentencia.
Fragmentos tomados del libro “Historia de la Música Popular en México (1896-1973)”, escrito por Juan S. Garrido.