AMEF: Rescatando el pasado musical de México

En un reportaje sobre la magia del fonógrafo publicado en el mes de octubre de 2009 por la Revista Relatos e Historias en México, Pablo Duelas relata cómo en los albores del siglo XX “a los tranvías y bombilla eléctrica se agregó el fonógrafo, mágico aparato que entró por la puerta de los hogares y se quedó hasta nuestros días”. La bella publicidad de aquella época incitaba a la adquisición de una de estas máquinas parlantes que, por cierto, no eran baratas: su precio se cotizaba en pesos oro, aunque se podían pagar a plazos. Además, la magia de estas máquinas daba el gusto de grabar la propia voz, o cualquier otro sonido que se dirigiera a la bocina del aparato la que, a su vez, plasmado el fonograma, difundía el sonido de lo ya grabado en un cilindro virgen. Estos cilindros en forma de vaso se fabricaban en una pasta negra conocida como shellac o también de materias fenólicas. Por cierto, en España y en algunas partes de Europa, al cilindro, al disco de 78 revoluciones por minuto y al de vinilo se les conocen como shellac. Hacia 1902, el formato cilíndrico (invento de Edison) comenzó a ser desplazado por el disco plano en forma de plato, invención de la competencia encabezada por Emile Berliner; su forma permitió mayor facilidad para su fabricación en serie a partir de una matriz, y aunque resultaban más quebradizos y ruidosos, se podían trasladar y almacenar de manera más práctica.

A partir de 1905, los buscadores de talento de los distintos sellos fonográficos -Victor, Columbia, Odeón y Zonophone- decidieron contratar a las artistas y músicos más representativos de cada género y estilo: poesía, teatro, marchas militares, cuplés, valses, diálogos cómicos, música romántica, etcétera, con el fin de de poner a la venta cientos de discos que no sólo serían distribuidos en su país de origen, sino en todo el mundo.Cita Pablo Dueñas que a principios del siglo XX, en México se contrató para grabar discos a Juan de Dios Peza, “el poeta del hogar”; los actores de teatro Esperanza Iris, Paco Gavilanes y Leopoldo El cuatezón Beristáin; los cantantes Rubén Romero Malpica, Felipe Llera y José Torres Ovando; así como a la Orquesta Típica Miguel Lerdo de Tejada, la Banda de Zapadores, y el Trío Arriaga. “Por su parte, Tomás Alva Edison grabó en 1909 un mensaje con la voz del presidente Porfirio Díaz, mismo que se distribuyó para su venta en cilindros fonográficos; se comercializaron alrededor de 300 copias de aquel documento. Por otra parte, el actor Julito Ayala narró a través de diversos fonogramas los sucesos históricos más relevantes de las dos primeras décadas del siglo XX, al porfiriato y la Revolución; bajo el mismo proceso, plasma temas como: La batalla del Monte de las Cruces y La batalla del 5 de mayo en Puebla; continuó grabando, en plena reyerta revolucionaria, los discursos más importantes, incluida una arenga del presidente Madero que muchos historiadores han calificado como la propia voz del mártir coahuilense, sin ser verdad.

Dueñas asegura que “desconocemos las causas” de que México no contara con fábricas de discos hasta 1927, “a diferencia de Brasil o Argentina que tuvieron su industria propia cuando comenzaba el siglo XX”. Pablo Dueñas afirma que las matrices de esas nuevas grabaciones, “una vez procesadas y convertidas a discos de 78 RPM fabricados en Estados Unidos (de una o dos caras) tuvieron enorme éxito en México”, mencionando algunos cómicos cuyos discos lograron éxito de una industria en pañales: “Ábrego y Picazo, y Rosales y Robinson lo mismo interpretaban una danza sentimental de moda (Yo te amo, María, Las tres cartas, Paloma blanca), que canciones  descriptivas del entorno citadino (Pollos, pollas y lagartijos, Las coplas de Don Simón, San Lunes, Los chismes de la portera), y cuadros cómicos dramatizados, repletos de albures, de doble sentido u del habla popular barriobajera (Corrida de toros por Gaona, Proceso de un borrachito, Un circo de barrio, Un paseo en Santa Anita). “Incluso registraron discursos irreverentes como del Vale Coyote, que contenía parodias de los próceres de nuestra independencia Hidalgo, Juárez y Morelos La grabación del ‘vale’ comienza diciendo, después de cantar in Himno Nacional Mexicano y semejando un corrido popular: “Eran las noches del quince y dieciséis de septiembre de mil ochocientos diez litros de aguardiente… ”. A partir de 1930, la fonografía nacional fue creciendo cada vez más, conformando el medio de comunicación cultural de mayor importancia junto con la radio y el cine sonoro, que dio sus primeros balbuceos con Santa, nuestra primera cinta sonorizada con la intervención de la Compañía Nacional de Discos, la que abrió un nuevo cauce a nuestra memoria auditiva. Así se fue dando el devenir histórico de la fonografía en México. (Con datos de Revista Relatos e Historias en México; número 14, octubre 2009).

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1 comentario en «AMEF: Rescatando el pasado musical de México»

  1. mi nombre es J. JESUS LARA, soy cronista municipal, me encantó el rescate musical del 14 de julio. lo comente en la reunión ordinaria del sábado 22 en Jesús María, Aguascalientes, excelente resultado este rescate de la cultura musical de México.
    saludos desde San Francisco de los Romo, capital mundial de la amistad y la cordialidad.
    saludos a todo el colectivo. !Un fuerte abrazo”

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