Alfredo Parra, saltillense por adopción, nacido en Guadalajara

Este viernes recodaremos con algunas de sus canciones, al saltillense por adopción Alfredo Parra, oriundo de Guadalajara, Jalisco, entre estos temas oiremos “Quiéreme, pero quiéreme”, en versión de la veracruzana Martha Zeller, en una grabación realizada en 1949 para el sello Taxco de Los Ángeles California, aunque originalmente ese disco se hizo para el sello Comix en México con acompañamiento de la orquesta Tropical Comix, sin duda un verdadero garbanzo de a libra. El llamado Peregrino de la Música, Alfredo Parra, quien había nacido el 22 de septiembre de 1920 en Guadalajara, “La perla Tapatía”, murió atropellado cerca de Salamanca, Guanajuato en el año de 1954 y durante muchos años, cada 17 de febrero, se oficiaba una misa en el templo del Señor del Hospital, allá en Salamanca, para encomendar su alma al Señor de los Cielos. Saltillo le rindió homenaje en vida, en plena juventud, y cuando dejó de existir se hacían programas en su memoria, sobre todo en la XEDE y en muchas otras casas de las ondas hertzianas de la nación y de América. Solamente le bastaron 34 años para triunfar en la vida con su matrimonio e hija regiomontanos; con su orquesta y sus canciones; y con el recuerdo de su querido Ojo de Agua en Saltillo. Alfredo Parra se enamoró de Saltillo, o mejor todavía, se encariñó de la legendaria y singular barriada del Ojo de Agua y desde la cumbre del centenario sitio religioso le cantó a su pueblo adoptivo, a su querido Saltillo, en la obra “Viva Coahuila”. Fue autor de boleros como “Venganza” y “Resignación”. Claro está, que compuso otras obras como “Último Adiós”, “Altivez”, “Cautivo” y “Por Mala Suerte”. Alfredo Parra sembró amor en la música y en Saltillo. (Con datos tomados de memoriasdesaltillo.blogspot.com).

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