La historia de un lindo bambuco colombiano
Por Óscar Botero Franco *
Corría el año de 1890 y en una tarde de toros (no se precisa la fecha exacta), dos diestros españoles compartían cartel para brindar a los asistentes a la Placita de Las Espinosas, situada en la carrera 15 con calle 10 de Santa Fe de Bogotá, un espectáculo que fuera recordado por los amantes al arte de Cúchares. Parece ser que esta placita era la misma que construyó el italiano Pietro Cantini en este sector conocido como “La Bomba”, hoy Plaza España, y que se llamó “Plaza de madera”, debido a que sus graderías estaban hechas en este material. Los diestros, que, aunque conocidos en su patria y que habían hecho presentaciones en algunas plazas, no estaban precedidos de gran fama. Ellos eran Tomás Parrondo y Leandro Sánchez de León.
Tomás Parrondo, conocido como “Manchao”, debido a un lunar que tenía en la cara, había nacido en Madrid el 21 de septiembre de 1857, fue un banderillero y matador que nunca tomó la alternativa. Se cree que murió alrededor del 1900 a causa de un tumor cerebral, posiblemente ocasionado por lesiones sufridas en el ruedo y que fueron mal atendidas. Leandro Sánchez de León, llamado en el mundo de la tauromaquia “Cacheta”, era natural de Bolaños, Ciudad Real, donde nació el 13 de mayo de 1861. Después de recorrer varios países de América, regresó a su tierra, pero ya lo habían olvidado, tomando la decisión de establecerse en Bogotá. Se dice que este torero se radicó en la Quinta de Machado, de la carrera 13 con calle 68, del sector de Chapinero, donde presuntamente fue asesinado en 1914.
Es de anotar, que por aquella época la Plaza de Toros de Santamaría de la capital colombiana aún no se había construido, ya que ésta se inauguró en 1931.
Cuando alguno de los asistentes al espectáculo taurino se percató que en uno de los palcos se encontraba el tenor y compositor Ricardo Cuberos, quien estaba acompañado de Flaminio Camacho, su compañero de dueto, se armó una gran bronca dentro de la placita de toros, solicitando al famoso cantante que interpretara su gran éxito, “El muro”. No se sabe de dónde ni cómo aparecieron músicos e instrumentos, pero lo cierto del caso es que Cuberos y Camacho cantaron para el público que asistió esa tarde, inolvidable, por cierto, a la Placita de las Espinosas. Fue una especie de remate.
¿Pero quién era Ricardo Cuberos? No es mucho lo que se sabe de este gran tenor y compositor, quien fue llamado “El Jilguero Colombiano” y que alcanzó a figurar en los anales de los grandes músicos de nuestro país por haber musicalizado en aire de bambuco la poesía “Estancias” de Francisco de Asís de Icaza, mexicano, pero que le cambió el título, llamándola simplemente “El muro”.
Ricardo Cuberos hizo duetos con su hermano Manuel, con Flaminio Camacho, con Marcelino Araos y posiblemente con Luis Romero. Y además de “El muro”, también compuso “Ojos, labios y cabellos”, que interpretaron Pelón y Marín y Briceño y Añez; “Ya tornan al alero”, que Pelón y Marín grabaron como “Las golondrinas” y “Entre las hojas de mi cartera”. De su más renombrada canción, “El muro”, que, a pesar de haberlo concebido como bambuco, también tiene versiones en aire de danza, se han hecho grabaciones fonográficas de gran importancia, hoy, en poder de unos pocos coleccionistas. Citemos algunas:
Daniel Uribe con Emilio Murillo, en 1910
Briceño y Añez, grabado para el sello Brunswick el 20 de marzo de 1930
Las Hermanas Garavito (Celmira, Inés y Carmen)
Emeterio y Felipe, “Los Tolimenses”, grabado para Discos Ondina
El Dueto de Antaño, grabado para el sello Sonolux, posiblemente en 1959
Los duetos de Ricardo Cuberos son tan recordados como aquellos de Alejandro Wills y Arturo Patiño, de Pablo Valderrama y Cavanzo y de Carlos Romero y Eduardo Baquero, artistas que dejaron una huella difícil de borrar.
Y sobre Francisco de Asís de Icaza, el autor de la poesía “Estancias”, que Cuberos convirtió en “El muro”, digamos que fue escritor, poeta, crítico, historiador y diplomático. Sus nombres y apellidos eran Francisco de Asís María de la Presentación Manuel del Sagrado Corazón de Icaza y Beña, sus padres fueron Ignacio María de Icaza e Iturbe y María Tomasa Beña García, había nacido en la ciudad de México el 2 de febrero de 1863 y murió en Madrid en mayo 29 de 1925, contrajo matrimonio con la cubana Beatriz de León y Loynaz el 21 de noviembre 1895 y tuvieron seis hijos: Beatriz, Carmen, Ana María, Francisco, María Luz y María Sonsoles. Carmen fue una destacada novelista.
Su amigo, Vicente Riva Palacio, al ser nombrado ministro de México en España lo llevó como secretario y allí conoció a la que más tarde sería su esposa, quien, siendo oriunda de La Habana, se había criado en Granada. A de Icaza se atribuye aquel célebre verso de:
“Dale limosna, mujer,
que no hay en la vida nada,
como la pena de ser
ciego en Granada”
De Icaza también fue ministro plenipotenciario en Berlín y Madrid, fue miembro de la Academia Mexicana de la Lengua y de la Historia, miembro de la Real Academia de la Historia, miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y Premio Nacional de Literatura en 1925. En 1905 publicó “La canción del camino”, aunque ya antes había escrito “Efímeras”, 1892; “Examen de críticos”, 1894 y “Lejanías”, 1899, entre otras. También es de su autoría “El
Quijote durante 3 siglos” (1918). Y esta es su poesía, la misma que declamó el locutor Joan Mora y musicalizó Ricardo Cuberos:
“ESTANCIAS” (“El muro”)
Este es el muro, y en la ventana
que tiene un marco de enredadera
dejé mis versos una mañana,
una mañana de primavera.
Dejé mis versos en que decía
con frase ingenua cuitas de amores;
dejé mis versos que al otro día
su blanca mano pagó con flores.
Este es el huerto, y en la arboleda,
en el recodo de aquel sendero,
ella me dijo con voz muy queda:
“Tú no comprendes lo que te quiero”.
Junto a las tapias de aquel molino,
bajo la sombra de aquellas vides,
cuando el carruaje tomó el camino,
gritó llorando: ¡Qué no me olvides!
Todo es lo mismo; ventana y yedra,
sitios umbrosos, fresco emparrado,
gala de un muro de tosca piedra;
y aunque es lo mismo, todo ha cambiado.
No hay en la casa seres queridos;
entre las ramas hay otras flores;
hay nuevas hojas y nuevos nidos,
y en nuestras almas, nuevos amores.
*Periodista e Investigador Musical
El señor Elkin García Martínez, hijo del señor Camilo García B., segunda voz del Dueto de Antaño, envió el siguiente mensaje: “Excelente, felicitaciones, muy buenas fotos del Dueto de Antaño y de Briceño y Añez”
Don Gildardo Vélez, integrante de varios duetos, escribió lo siguiente: “Saludos don Óscar, excelente historia de la canción El muro o Estancias. Muy bien”
La señora Dora Silvia Carrasquilla Piedrahíta, hija del tenor Ramón Carrasquilla P, primera voz del Dueto de Antaño, nos escribió desde Australia: “Óscar, gracias por compartirme (este artículo), está genial, eres el mejor en esto con tus apuntes e investigaciones”
El veterano hombre de radio, también periodista, autor y compositor, señor Emilio Rivera Muñoz dice: “Quiero referirme a tu extraordinario artículo sobre El muro, excelente, eso es realmente el contenido para un libro tan importante, como tú lo mereces”
Excelente investigación, Maestro Botero; escrita con el amor por lo autóctono y la precisión del filólogo!!!
El señor Alcides López, productor del programa radial ‘Cita con los recuerdos’, nos envía un chat diciendo que la música de ‘El muro’ pertenece al cubano Jaime Prats.
Al respecto, debo aclarar lo siguiente: Prats nació en 1883 y la canción se hizo muy popular en Bogotá en 1890, cantado por Ricardo Cuberos, o sea, cuando Prats tenía 7 años de edad. No creemos que la haya compuesto a esa edad. Para mí, el compositor es Cuberos.