Y precisamente en algunos discos de la agrupación Los trovadores tamaulipecos resalta un violín, interpretado por Ricardo Bell, hijo del cirquero del mismo nombre. El hijo del payaso Bell también era compositor de él escucharemos con los Trovadores tamaulipecos su canción “Venadita cola blanca”. El estado de Tamaulipas fue muy importante para el compositor guerrerense José Agustín Ramírez, pues en Ciudad Victoria se enamoró hasta la ignominia de una bella joven, María Eva Castillo, mejor conocida como Maca, y en 1926 se casó con ella. También formó y dirigió los Trovadores Tamaulipecos, con Alberto Caballero, Antonio García Planes, Lorenzo Barcelata y Ernesto Cortázar. Los Trovadores Tamaulipecos fue un grupo sensacional, de una pureza que ya no existe, que hacía música con amor, inspiración y genio. Los Trovadores Tamaulipecos contaron con el apoyo del gobernador de Tamaulipas, Emilio Portes Gil, y pronto tuvieron mucho éxito, primero en Tamaulipas y después en la capital, así es que salieron de gira a Cuba, Centroamérica, Sudamérica y Estados Unidos. En Nueva York, como después Guty Cárdenas, grabaron una serie de canciones extraordinarias para la Columbia. Todo iba muy bien hasta que Planes y Caballero murieron cuando se volcó su automóvil en Nueva Jersey. Carlos Peña, que tocaba muy bien el violín, entró como reemplazo, pero la tragedia fue algo que, en el fondo, desestabilizó fuertemente al grupo; aun así, en 1930 los Trovadores Tamaulipecos se volvieron estrellas de la recién creada XETO y después de la XETR, y se presentaban como abanderados de la genuina canción mexicana. Sin embargo, el grupo iba perdiendo cohesión. Por una parte, como era de esperarse, José Agustín Ramírez se reincorporó a la actividad magisterial y se enfocó en las misiones culturales, que buscaban preservar y difundir la gran tradición artística y artesanal mexicana. (Con datos de El Universal).
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