Hace 40 años, el 21 de mayo de 1977, murió Samuel Margarito Lozano Blancas, quien había nacido en Cuernavaca, Morelos, el 10 de junio de 1881, aunque existe duda respecto al año. Crece en la época de tiendas de raya, obrajes y haciendas, realidad que disgusta a Samuel pero que, al mismo tiempo, lo inspira e impulsa a desarrollar su creatividad a través de coplas y corridos como los que narran sus andanzas al lado de Francisco Villa quien, una ocasión, le regala a Samuel algunos pesos de oro con los que compra su primera guitarra fina: una Valenciana. Joven y con espíritu viajero Samuel emigra al estado de Puebla, en donde rodeado de federales, villistas, carrancistas y zapatistas se gana la vida vendiendo dulces y muéganos poblanos, al mismo tiempo que practica su verdadera vocación: pregonar populares corridos, coplas, romances, versos y cuartetas. Poco tiempo después —el también llamado Padre del corrido mexicano— comienza a vender sus letras, plasmadas en papel colorido, en las que criticaba a Porfirio Díaz y su gobierno. Estos mensajes fueron ampliamente difundidos, sobre todo en plazas y mercados, lo que le cuesta al autor algunas detenciones. Según la SACM, Samuel Lozano compuso canciones como “La vida infausta”, “Mi bello Tampico”, “Los combates de Celaya”, “El cuartelazo felicista”, “La muerte del general Francisco Villa” y “Alta y delgadita”, entre muchas otras. Asimismo realizó el arreglo musical de temas de dominio público como “La rielera”. Sus restos descansan en el Panteón Municipal de Puebla.
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