Desde Colombia escucharemos a Obdulio y Julián, dueto que interpretaba bambucos y pasillos, además de otros ritmos. Estaba conformado por Julián Restrepo y Obdulio Sánchez. Este dueto eran “lo más excelso que ha tenido la música folclórica colombiana”, según el doctor Martín del Corral. Hicieron “comprender y apreciar nuestra canción”, dice Jaime Tobón Villegas. Con su reverberante pasión, con su alado caudal de canciones, con su cara, corazón y ambición de niño, Julián Restrepo murió en su propio patio de Medellín, el escenario galante, —orquídea en el ojal de un pueblo, frac nocturno y condecoración de estrellas—, de su vida bohemia. Pero dejemos que sea su mismo compañero fraterno, su auténtica segunda voz, quien haga ahora más anchuroso el recuerdo de Julián, en párrafos tomados de un relato de Obdulio Sánchez a Gabriel Cuartas Franco: Vivió en la música, por la música y para la música. Creo que su voz de tenor no volverá a repetirse… Multitud de veces fuimos llamados a realizar extensas correrías artísticas no sólo por el país, sino también por el Ecuador. Y pienso ahora que el compositor que más nos ha llegado a Julián y a mí fue Tartarín Moreira. También Carlos Vieco, pero Tartarín era más farandulero podríamos decir, más de nuestro ambiente de jolgorio y bohemia. (Nota: Gabriel Cuartas Franco).
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