El tango de la muerte

Según Ricardo García Glaya, en la historia de la música existen innumerables ejemplos de tangos homónimos, aquellos con igual título, pero diferentes en su música. “El tango de la muerte” es uno de ellos. Uno de esos tangos de la muerte -que no tenía letra-, era desconocido hasta hace muy poco por los seguidores del género, nos referimos a la composición de Horacio Mackintosh, un músico del prácticamente poco se sabe. El escritor refiere que es común confundir el tango sólo instrumental de Macintosh con otro tango de la muerte que tuvo como compositor de letra y música a Alberto Aureliano Novión. Lo anterior lo infiere García Glaya por la confusión en que cayeron algunos escritores que lo mencionan. El segundo tango de la muerte a citar tiene música y letra de Alberto Novión y lo grabó Carlos Gardel (disco Odeon, 18059, matriz 991/1). También lo hizo Roberto Firpo en forma instrumental (disco Odeon, 6112, matriz 956). Ambos, en 1922. Otro caso es la obligada mención de “Plegaria”, tango de Eduardo Bianco dedicado al rey Alfonso XIII de España, que tuvo la siniestra peculiaridad de haber sido obligado a cantar en los campos de concentración –en la segunda guerra mundial-, cuando los condenados marchaban hacia su ejecución y, por tal razón, se lo apodó: “El tango de la muerte”. En este programa especial de Día de Muertos presentaremos dos tangos de la muerte: el de Alberto Novión, que erróneamente se le adjudica la música a Mackintosh, en la versión de la cantante cubana Pilar Arcos y el segundo, “Plegaria”, con la interpretación de Juan Pulido y Juan Arvizu. (Con datos tomados de todotango.com).

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