El compositor mexicano Macedonio Alcalá Prieto, quien es recordado por la pieza “Dios nunca muere”, que se convirtió en el himno de Oaxaca, nació el 12 de septiembre de 1831 y murió a los 38 años de edad el 24 de agosto de 1869. El vals Dios nunca muere fue escrito en 1869. Es la más conocida y la última obra de ese compositor, quien escribió menos de una docena de piezas de salón. Se dice que Alcalá lo terminó en su lecho de muerte, padeciendo un agudo alcoholismo. Según un testimonio recogido por Romero, “la composición de dicho vals fue influida por el Impromptu Op. 66 de Chopin, de cuya pieza el compositor oaxaqueño era muy devoto”. Fue instrumentado para banda de alientos por Bernabé Alcalá, hermano del autor, y a éste se debe la publicación de la pieza, cedida a la casa H. Nagel Sucesores de la ciudad de México, hacia 1875. Al morir éste, en 1880, su arreglo para piano de Dios nunca muere fue vendido a la casa Wagner y Levien de la ciudad de México y la pieza se publicó como Célebre vals oaxaqueño, “por Bernabé Alcalá”, evidentemente en un error de los editores. No obstante, la tradición oral de músicos y auditorio oaxaqueño restituyó la obra a su verdadero autor. Varios poetas oaxaqueños han tratado de adaptarle letra, entre ellos Antonio Martínez Corro y José Solana Carrión, aunque prevalece con mayor fortuna la versión instrumental para banda. Ha sido considerado himno regional de Oaxaca y desde 1931 se incluyó eventualmente entre los números musicales de la Guelaguetza. En 1903 se construyó un teatro que lleva su nombre en Oaxaca, la obra se concluyó en agosto y el Teatro Macedonio Alcalá abrió sus puestas por primera vez el 5 de septiembre del mismo año. Con datos tomados del Diccionario Enciclopédico de Música en México, escrito por Gabriel Pareyón).
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